Veamos cómo se desarrolló el concepto del Transgeneracional
en psiquiatría y en psicología. Para ser honestos, lo Transgeneracional
es conocido desde hace mucho tiempo. Hay una frase en la Biblia que dice: “los
padres comen la uva verde, y los niños rechinan sus dientes”. Cuando Jesús
curaba a un enfermo, sus apósteles le preguntaban: “Señor quien a pecado él o
sus padres”.
Decimos que Freud ha labrado el campo
de las neurosis y dejo de lado el campo de las psicosis y se olvidó totalmente
de lo Transgeneracional.
En los años 1970 hubo un grupo de terapeutas Nicolás
Abraham, Maria Torok, Françoise Dolto, Anne Ancellin Shützenberger, Didier
Dumas eran unos cinco o seis psicoanalistas que se reunían todas las semanas.
Nicolás Abraham y María Torok trabajaban en el hospital
Psiquiátrico de Paris y tuvieron una idea genial ya que cuando tenían un
paciente psicótico, que deliraba, anotaban el delirio palabra por palabra,
todas las locuras. Y cuando venían los padres les contaban de lo que había
hablado su hijo. Así se dieron cuenta de que, en todo el delirio, había cosas
completamente delirantes y cosas reales. Y emitieron la hipótesis de una
problemática familiar Transgeneracional que el niño llevaba dentro de sí.
Entonces empezaron a hablar del inconsciente del clan, el
inconsciente familiar.
Aquí encontraron un repertorio de cosas que todas tenían
un denominador común. El niño que está ahí delirando es el representante de una
carga emocional que no ha sido manejada en tiempo real.
El denominador común es la vergüenza, de decir algo que ha
pasado en el clan. ¿Qué vamos a esconder en el clan?:
• Asesinatos
• Suicidios
• Robos
• Herencias
• Adulterios, incestos, violaciones,
enfermedades venéreas, hijos fuera del matrimonio, los abortos escondidos…
• Los discapacitados
• Los locos.
• Las muertes de niños, los muertos
de los que no queremos hablar porque es demasiado difícil –síndrome del
yaciente.
Estos secretos son cosas de las cuales no se debe hablar,
no hay que decirlas ni escucharlas.
Estos fenómenos de los secretos de familia, han sido
objeto de numerosas observaciones y los estudios muestran que son estadísticamente
significativos.
Varias hipótesis circulan actualmente, pero siguen siendo
hipótesis, metáforas. Ciertos lo ven como un ejemplo de transmisión de un
recuerdo de inconsciente a inconsciente, siendo este recuerdo el vínculo que
une un objeto (tiempo, lugar, tema) con una emoción, un sentido.
En cierto modo el ser humano es la suma de sus recuerdos
emocionales, personales, familiares y culturales.
Si Freud estudió el inconsciente personal y C.G. Jung el
inconsciente colectivo. Estos descubrimientos nos conducen al inconsciente
familiar.
Lo que es sorprendente es que el heredero del secreto
familiar no deja de presentir o adivinar que algo sucedió, a un nivel
inconsciente sabe exactamente qué sucedió, dónde y cuándo. Y guarda estos
elementos en su inconsciente.
En terapia, un criterio que nos permite seguir la pista de
un secreto de familia es la desproporción entre un acontecimiento y la reacción
emocional que conlleva.
Otro criterio es el carácter irracional o compulsivo de
las reacciones. Las personas que tienen la impresión de hacer cosas a su pesar,
de no poder controlar sus reacciones, ser el juguete de sus emociones. Todos
estos automatismos, comportamientos irresistibles, a actitudes de fracasos
repetidos, en que la persona entra en contacto con una emoción desbordante, son
indicios que pueden orientarnos a una posible herencia familiar.
A menudo es más sencillo de lo que creemos el hecho de
liberarse de los secretos de familia. Puesto que aunque se trate de
acontecimientos atroces, innombrables, el hecho de expresarlos, de sacarlo
fuera hace que deje de estar en el lado oscuro de la mente. Una vez la palabra
es expresada, una vez la toma de consciencia es verbalizada, deja de ocupar el
inconsciente.
Esto provoca una reacción, liberación emocional, descarga
(gritos, temblores, lágrimas…). La persona seguidamente queda calmada. Una vez
la persona va al acontecimiento y se queda en él unos instantes, se siente
liberada, calmada. La mayor parte del tiempo, la toma de consciencia en la
emoción basta para curarse, aunque sean acontecimientos muy importantes.
Lo que da fuerza a los secretos es su carácter
inconsciente, escondido, no dicho, operan en la sombra.
Lo que está claro es que trabajar en estos secretos
evitará a nuestros hijos y descendientes tener que sufrirlos.
Imaginemos que hay un suicidio tres generaciones arriba,
es algo que guardamos y no expresamos. El lado psicoanalítico es que, una
emoción está ahí, esta emoción es una energía que no podemos sacar. Entonces la
vamos a guardar dentro de una cripta, dejamos el secreto en esta cripta, pero
la emoción sigue allí.
Después de un tiempo, esta carga emocional, esta energía,
va a deponerse en un niño, que va a nacer con esta carga emocional inconsciente
y que lo va a guiar en su vida, en cierta proporción, evidentemente.
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