sábado, 16 de mayo de 2020

Nunca es tarde para tener una infancia feliz

El AMOR es un estado motivacional, una energía que nos aporta  vitalidad, que nos da esperanza, que nos proporciona confianza, que nos da alegría y nos infunde el valor para salir al  mundo y mostrarnos. El amor nos da todo lo necesario para  poder desarrollarnos, para sentir confianza en nosotros  mismos, en nuestras capacidades, para fiarnos de los otros y  estar motivados para aportar cosas a este mundo.

 

Cuando el niño interior se siente amado, puede conectar con  su potencial divino, y ese amor produce unión, y de esa unión  se crea algo. Si, por el contrario, el niño interior no se siente  amado o se ve rechazado, y no puede conectar con su potencial divino, no solo no se activa ese potencial sino que se  produce todo lo contrario: el miedo a ser rechazado,  abandonado, a considerarse poca cosa, no apto, y eso le crea  una inseguridad y un dolor que va a intentar compensar a toda costa.

 

Lo va a hacer dejando su auténtico ser de lado y haciendo todo  lo que crea que le va a aportar apoyo por parte de los seres  significativos que le rodean.

 

Todos tenemos un niño interior herido. Algunas personas han  tenido más momentos felices, mientras que otras han  experimentado mucho dolor, han sido abandonadas, han  sufrido abusos, han recibido malos tratos… Pero la gran mayoría ha sentido de una forma u otra que le faltaba algo, que  necesitaba curar, reparar, dejar salir el dolor que produce el no  sentirse amado como uno necesita.

 

Nunca es tarde para tener una infancia feliz, es cierto,  podemos trabajar esas carencias que nos causan dependencia  de los demás y reconectar con nuestro niño interior. Esto último  significa recuperar una parte de mí que he dejado bloqueada,  oculta, en la sombra. Significa mirar a los fantasmas de frente y acogerlos porque si son fantasmas es porque no han concluido  su proceso, su camino, su paso a otra dimensión. Cuando  miramos a los fantasmas de frente, nos hacemos amigos de  ellos y les damos la energía positiva que transforma su parte negativa, entonces aquellos pueden pasar a la luz, al amor, a la  dimensión que nos transportará más allá.

 

Es indispensable viajar hacia dentro, hacia nuestro interior, y  sanar las heridas del pasado. Hasta que no trabajemos o  tomemos conciencia del dolor, los conflictos que no habíamos  resuelto en nuestra infancia seguirán presentes, independientemente de la edad. Y aunque aparentamos una  edad cronológica, podemos hacer una regresión espontánea, y  sentirnos como un niño pequeño cuando nos encontramos en  una situación en la que nos sentimos vulnerables.

Publicar un comentario

Whatsapp Button works on Mobile Device only