En una etapa de
mi vida me llega un libro, “La sanación de las 5 heridas” de Lise Borbeau, y del cual te recomiendo un
estudio del mismo, ya que es todo un viaje hacia el interior.
En esa etapa me
encontraba en una relación de pareja de la cual me siento muy agradecido
haberla experimentado porque, me ha mostrado cosas que aún no había resuelto en
mi, puso ante mis ojos y a cielo abierto todos mis miedos, inseguridades y
necesidades, me enseñó lo que es amar de verdad sin condiciones y sin la
necesidad de poseer por el miedo a perder, fue una sacudida en todas mis
estructuras.
El trabajo
interior me llevo a un entendimiento por el cual hoy puedo desarrollar este
manual para poder contarte como yo salí de vínculos dependientes y necesitados,
puedo permitirme estar solo o acompañado y mi intención es que tú puedas
disfrutar de tu pareja o si en estos momentos estás solo que también encuentres
tu realización.
La autora del
libro que cuento, propone que las cinco heridas emocionales que nos condicionan
en nuestra vida son:
1-El rechazo.
2-La traición.
3-El abandono.
4-La injusticia.
5-La humillación.
Para este manual
tomo las tres primeras heridas detalladas arriba, ya que tienen una mayor
incidencia en el vínculo, funcionan como detonantes para las necesidades de mantener el vínculo y no
soltar, de controlar, poseer y de los miedos que pueden pasar al pánico.
Que nos dice la
autora respecto a las tres heridas:
1-El rechazo:
-Despertar de la
herida: Desde la concepción hasta el año de vida.
-Máscara: El
huidizo.
-Su gran miedo:
El pánico.
Actitudes:
-Cree profundamente que no vale nada.
-Está convencido de que si no existiese,
no habría ninguna diferencia.
-Se siente aislado e incomprendido.
-Cree que la felicidad dura poco tiempo.
-Es un gran perfeccionista.
2-La traición.
-Despertar de la herida: Entre los dos y
los cuatro años de edad, con el padre del sexo opuesto.
-Máscara: El controlador.
-Su gran miedo: Disociación, separación y
que lo repudien.
Actitudes:
-Hace de todo por convencer de su fuerte
personalidad.
-Quiere que los otros sepan de lo que es
capaz.
-Busca ser especial e importante.
-Su reputación es muy importante.
-Miente sin esfuerzo.
-Espera mucho de los demás y es muy
exigente.
-Le gusta tener todo previsto.
-Se cree indispensable.
-Difícilmente confía y no deja que le
conozcan.
3-El
abandono.
-Despertar de la herida: Entre el primer
año de vida y los tres años, con el padre del sexo opuesto.
-Máscara: El dependiente
-Su gran miedo: La soledad
Actitudes:
-Tiene dificultades para manejarse por sí
mismo.
-Sufre con frecuencia una tristeza
profunda.
-Cuando está solo llora durante mucho
tiempo.
-Empatiza fácilmente con los demás.
-Se agarra físicamente a los demás.
-Tiene altibajos: Un día está alegre y
otro triste.
-Cree que una prueba de amor es que el otro esté siempre con él.
Hasta aquí llegamos con la teoría, ahora vamos a la práctica.
Proceso
de integración de cada herida:
Es necesario tomar una de las heridas a la vez, la
elección que hagas depende de cuánto te sientas identificado con una de ellas,
o simplemente toma la número uno para darle un orden si deseas trabajar con las
tres.
Para
iniciar el proceso de integración vamos a asociar la energía del miedo a la
herida que elegiste trabajar, por ejemplo si elegiste el Abandono vas a empezar
de la siguiente manera:
1-Relajas el cuerpo, y la mente
concentrada en tu respiración, realiza cinco respiraciones conscientes y
profundas. Siente las sensaciones del cuerpo y suelta las tensiones del mismo.
2-En ese estado y con los ojos
cerrados, vas a proyectar en tu pantalla mental, en la zona de tu frente, un
pizarrón y vas a anotar lo siguiente:
“Miedo
al abandono o Miedo a ser abandonado”, y vas a observar la frase que elegiste o
ambas quizás, conecta con lo que te está diciendo, que “Te abandonan, te va a
dejar, se va a ir, deja que todo lo que te imagines llegue hacia a ti, no lo
reprimas ni resistas, es posible que esta parte te lleve a ideas y conceptos
sobre ti que fundamentan el abandono, como que no eres digno, no estás a la
altura de las circunstancias, algo te falta o no tienes tales condiciones.
También, deja que ellas vengan, sin reprimir o querer salir del proceso, solo
dales tu atención sin buscar responsables o culpables, solo acepta la emoción y
sensación.
3-Ahora, en vez de decir tengo
miedo al abandono o a ser abandonado, “vas a decir soy miedo”, solo dale tú
atención a las sensaciones que vengan, dale la importancia que te está
demandando en estos momentos, entonces, ya no sientes miedo sino que eres el
miedo, y cuando atravieses este estado de miedo, vas a ir más profundo, vamos a
renunciar y a soltar el vínculo desde el nivel de conciencia del abandono o
desde la herida que elegiste trabajar.
4-Acto de renuncia. Vuelves a
tu pantalla mental, si estás en pareja, vas a ponerla delante de ti, si no lo
estás, puedes traer la imagen de una ex pareja o puedes traer la imagen de tu
progenitor del sexo opuesto. Excelente, ahora vas a representar el vínculo con
esa persona, puedes imaginar como un cordón de plata que los une desde algún
chakra o simplemente desde el corazón.
Primer paso:
Pones tu atención en el vínculo y al mismo tiempo percibes la presencia de la
persona al otro lado del vínculo, pero el foco siempre está en el vínculo, vas
a realizar tres respiraciones conscientes y a medida que inhalas y exhalas miras
como el vínculo también respira contigo.
Luego,
imagina que pasaría contigo, dónde quedarías y que sentirías si ese vínculo con
tu pareja deja de existir. Con calma, deja fluir las ideas, las emociones y
sensaciones que puedan venir. Solo percibe todo lo que suceda en tu interior,
puede que vengan miedos, tristezas o dolor, quédate con ellas, dales tu atención
hasta que la intensidad desaparezca.
Segundo paso: Al no
tener ya el vínculo vas a quedar con tu pareja frente a frente, mirando a sus
ojos y muy suavemente le vas a decir mentalmente:
“Renuncio a ti, renuncio a tu aprobación, a tu
atención, renuncio a tu calor, renuncio a tu contención, renuncio a tu aceptación,
renuncio a tu seguridad, renuncio a tu fidelidad, renuncio a ti. Porque ahora
estoy Yo para, aprobarme, aceptarme, valorarme, cuidarme, respetarme y
contenerme. Te doy las gracias por haberme mostrado lo que aún no había
resuelto en mí, gracias. Y ahora te libero de mis proyecciones, de mis
ataduras, de mis necesidades, de mis miedos y de mi control. Eres libre como Yo
lo Soy. Y elijo amar sin condiciones y sin ataduras, y es ese mismo Amor que
une todas partes del Todo es quien guía nuestros caminos para encontrar lo
mejor para los dos”.
Solo
respira y se consciente de la calma, paz y del vacío que te envuelve.
Solo
unos minutos más, quédate en ese vacío, para que sea él quien te defina, que
ese silencio te diga quien eres realmente. Puedes repetir suavemente las
siguientes palabras: “¿Quién soy yo?, una y otra vez y quedarte en la energía
del suspenso, no esperes respuesta alguna, no la busques, solo se el suspenso.
Solo queda repetir el mismo mecanismo para las demás heridas.
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