viernes, 15 de mayo de 2020

Las 3 heridas emocionales en el vínculo


En una etapa de mi vida me llega un libro, “La sanación de las 5 heridas” de Lise Borbeau, y del cual te recomiendo un estudio del mismo, ya que es todo un viaje hacia el interior.

 

En esa etapa me encontraba en una relación de pareja de la cual me siento muy agradecido haberla experimentado porque, me ha mostrado cosas que aún no había resuelto en mi, puso ante mis ojos y a cielo abierto todos mis miedos, inseguridades y necesidades, me enseñó lo que es amar de verdad sin condiciones y sin la necesidad de poseer por el miedo a perder, fue una sacudida en todas mis estructuras.

 

El trabajo interior me llevo a un entendimiento por el cual hoy puedo desarrollar este manual para poder contarte como yo salí de vínculos dependientes y necesitados, puedo permitirme estar solo o acompañado y mi intención es que tú puedas disfrutar de tu pareja o si en estos momentos estás solo que también encuentres tu realización.

 

La autora del libro que cuento, propone que las cinco heridas emocionales que nos condicionan en nuestra vida son:


1-El rechazo.

2-La traición.

3-El abandono.

4-La injusticia.

5-La humillación.

 

Para este manual tomo las tres primeras heridas detalladas arriba, ya que tienen una mayor incidencia en el vínculo, funcionan como detonantes para las  necesidades de mantener el vínculo y no soltar, de controlar, poseer y de los miedos que pueden pasar al pánico.

 

Que nos dice la autora respecto a las tres heridas:


1-El rechazo:

-Despertar de la herida: Desde la concepción hasta el año de vida.

-Máscara: El huidizo.

-Su gran miedo: El pánico.


Actitudes:

-Cree profundamente que no vale nada.

-Está convencido de que si no existiese, no habría ninguna diferencia.

-Se siente aislado e incomprendido.

-Cree que la felicidad dura poco tiempo.

-Es un gran perfeccionista.


2-La traición.

-Despertar de la herida: Entre los dos y los cuatro años de edad, con el padre del sexo opuesto.

-Máscara: El controlador.

-Su gran miedo: Disociación, separación y que lo repudien.


Actitudes:

-Hace de todo por convencer de su fuerte personalidad.

-Quiere que los otros sepan de lo que es capaz.

-Busca ser especial e importante.

-Su reputación es muy importante.

-Miente sin esfuerzo.

-Espera mucho de los demás y es muy exigente.

-Le gusta tener todo previsto.

-Se cree indispensable.

-Difícilmente confía y no deja que le conozcan.

 

3-El abandono.

-Despertar de la herida: Entre el primer año de vida y los tres años, con el padre del sexo opuesto.

-Máscara: El dependiente

-Su gran miedo: La soledad


Actitudes:

-Tiene dificultades para manejarse por sí mismo.

-Sufre con frecuencia una tristeza profunda.

-Cuando está solo llora durante mucho tiempo.

-Empatiza fácilmente con los demás.

-Se agarra físicamente a los demás.

-Tiene altibajos: Un día está alegre y otro triste.

-Cree que una prueba de amor es que el otro esté siempre con él.


Hasta aquí llegamos con la teoría, ahora vamos a la práctica.


Proceso de integración de cada herida:

Es necesario tomar una de las heridas a la vez, la elección que hagas depende de cuánto te sientas identificado con una de ellas, o simplemente toma la número uno para darle un orden si deseas trabajar con las tres.


Para iniciar el proceso de integración vamos a asociar la energía del miedo a la herida que elegiste trabajar, por ejemplo si elegiste el Abandono vas a empezar de la siguiente manera:


1-Relajas el cuerpo, y la mente concentrada en tu respiración, realiza cinco respiraciones conscientes y profundas. Siente las sensaciones del cuerpo y suelta las tensiones del mismo.


2-En ese estado y con los ojos cerrados, vas a proyectar en tu pantalla mental, en la zona de tu frente, un pizarrón y vas a anotar lo siguiente:

“Miedo al abandono o Miedo a ser abandonado”, y vas a observar la frase que elegiste o ambas quizás, conecta con lo que te está diciendo, que “Te abandonan, te va a dejar, se va a ir, deja que todo lo que te imagines llegue hacia a ti, no lo reprimas ni resistas, es posible que esta parte te lleve a ideas y conceptos sobre ti que fundamentan el abandono, como que no eres digno, no estás a la altura de las circunstancias, algo te falta o no tienes tales condiciones. También, deja que ellas vengan, sin reprimir o querer salir del proceso, solo dales tu atención sin buscar responsables o culpables, solo acepta la emoción y sensación.

 

3-Ahora, en vez de decir tengo miedo al abandono o a ser abandonado, “vas a decir soy miedo”, solo dale tú atención a las sensaciones que vengan, dale la importancia que te está demandando en estos momentos, entonces, ya no sientes miedo sino que eres el miedo, y cuando atravieses este estado de miedo, vas a ir más profundo, vamos a renunciar y a soltar el vínculo desde el nivel de conciencia del abandono o desde la herida que elegiste trabajar.


4-Acto de renuncia. Vuelves a tu pantalla mental, si estás en pareja, vas a ponerla delante de ti, si no lo estás, puedes traer la imagen de una ex pareja o puedes traer la imagen de tu progenitor del sexo opuesto. Excelente, ahora vas a representar el vínculo con esa persona, puedes imaginar como un cordón de plata que los une desde algún chakra o simplemente desde el corazón.


Primer paso: Pones tu atención en el vínculo y al mismo tiempo percibes la presencia de la persona al otro lado del vínculo, pero el foco siempre está en el vínculo, vas a realizar tres respiraciones conscientes y a medida que inhalas y exhalas miras como el vínculo también respira contigo.


Luego, imagina que pasaría contigo, dónde quedarías y que sentirías si ese vínculo con tu pareja deja de existir. Con calma, deja fluir las ideas, las emociones y sensaciones que puedan venir. Solo percibe todo lo que suceda en tu interior, puede que vengan miedos, tristezas o dolor, quédate con ellas, dales tu atención hasta que la intensidad desaparezca.


Segundo paso: Al no tener ya el vínculo vas a quedar con tu pareja frente a frente, mirando a sus ojos y muy suavemente le vas a decir mentalmente:

 “Renuncio a ti, renuncio a tu aprobación, a tu atención, renuncio a tu calor, renuncio a tu contención, renuncio a tu aceptación, renuncio a tu seguridad, renuncio a tu fidelidad, renuncio a ti. Porque ahora estoy Yo para, aprobarme, aceptarme, valorarme, cuidarme, respetarme y contenerme. Te doy las gracias por haberme mostrado lo que aún no había resuelto en mí, gracias. Y ahora te libero de mis proyecciones, de mis ataduras, de mis necesidades, de mis miedos y de mi control. Eres libre como Yo lo Soy. Y elijo amar sin condiciones y sin ataduras, y es ese mismo Amor que une todas partes del Todo es quien guía nuestros caminos para encontrar lo mejor para los dos”.


Solo respira y se consciente de la calma, paz y del vacío que te envuelve.

Solo unos minutos más, quédate en ese vacío, para que sea él quien te defina, que ese silencio te diga quien eres realmente. Puedes repetir suavemente las siguientes palabras: “¿Quién soy yo?, una y otra vez y quedarte en la energía del suspenso, no esperes respuesta alguna, no la busques, solo se el suspenso.

 

Solo queda repetir el mismo mecanismo para las demás heridas.



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