LA BIOENERGÉTICA se basa en el principio de que todo cuanto es, es conciencia o energía en diversas manifestaciones. Considera al ser humano como una unidad de conciencia en evolución, producto de la integración de diferentes campos de energía o niveles: físico, emocional, y mental-espiritual y concibe la enfermedad como una consecuencia de la fricción entre estos niveles de conciencia.
Con muchísima frecuencia, el cuerpo físico es el lugar donde se manifiesta la enfermedad, pero muy rara vez se puede localizar su origen en el cuerpo físico. Como trastorno energético la enfermedad se origina en nuestro campo energético. En este contexto, las terapias vibracionales sutiles ejercen su mecanismo de acción fundamental sobre el campo de energía, lo que desencadena una acción o efecto secundario sobre el cuerpo físico. El cuerpo energético, el "molde" o arquetipo sobre el cual se construye el cuerpo denso, rodea al cuerpo físico como si fuese una especie de envoltura imperceptible a los ojos físicos porque vibra en una frecuencia más alta. El cuerpo energético es sensible, entre otros estímulos vibratorios sutiles, a la luz, el color, el sonido, las formas y figuras, los campos electromagnéticos y las imágenes mentales, a los cuales reacciona sin necesidad de que haya un contacto físico directo. Estos estímulos son las herramientas básicas de la terapia energética sutil, que reconoce la capacidad del organismo de curarse a si mismo.
A pesar de que la existencia de la energía vital que nos rodea es conocida desde hace milenios por las Medicinas orientales, en Occidente ese hecho solo empezó a aceptarse en los años cuarenta cuando el neuroanatomista H. Burr, de la Universidad de Yale, demostró la existencia de los campos energéticos que rodean a todos los animales y vegetales vivos. Al mismo tiempo, el investigador ruso Semion Kirlian desarrolló la fotografía electrográfica que permitía visualizar las alteraciones que se producían en la energía vital de organismos enfermos.
En la actualidad, de acuerdo con las últimas investigaciones en medicina energética o vibracional "todo elemento vivo está rodeado por un patrón holográfico de energía que aporta información codificada para el desarrollo del embrión y posteriormente del feto, así como una plantilla para la reparación celular en caso de daños infligidos al organismo en vías de formación" (Dr. Richard Gerber - La curación energética)
EN CASOS EXCEPCIONALES incluso hemos visto que es posible la restitución anatómica allí donde los conocimientos médicos convencionales decían que era literalmente imposible, lo que revela que más allá de materia y energía hay un lugar en la conciencia donde la enfermedad por avanzada que esté pueda ser reversible. Este es el territorio de la sanación espiritual, en el que el alma del paciente, el sanador interior, es el actor principal.
LA MAYOR Y CRECIENTE aceptación e interés de estas terapias curativas bioenergéticas, se debe, al margen de los extraordinarios resultados, al creciente número de estudios de investigación que tienden a validar estos cambios fisiológicos y beneficios curativos obtenidos tanto por médicos como terapeutas en el ámbito de la salud que las utilizan.
PARA LA MEDICINA ENERGÉTICA, la salud es un fenómeno multidimensional que implica los aspectos físicos, psicológicos y sociales. Es esencialmente dinámica y se caracteriza por fluctuaciones continuas, múltiples e interdependientes de estos diferentes aspectos. Tener salud significa pues estar en sincronismo consigo mismo físicamente, mentalmente y también con el mundo que nos rodea. En lugar de cultivar la fobia de los microbios y de los virus, hay que preocuparse prioritariamente, del organismo huésped en relación con su entorno.
CUANDO, en su existencia, un individuo no evoluciona de manera sincronizada en su vida interior y en relación al mundo exterior, corre el riesgo de conocer la enfermedad. La ENFERMEDAD aparece entonces como la consecuencia de un DESEQUILIBRIO y de una ruptura de la armonía que afecta al terreno y de la que la perturbación puede manifestarse en todos los niveles del organismo para generar síntomas de naturaleza física o psico-fisiológica. Esta visión dinámica de la enfermedad reconoce específicamente la tendencia innata del organismo a curarse por sí mismo, es decir, a restablecer por sí solo el estado de equilibrio, dando lugar a crisis de enfermedad normal y natural que representa los medios de que dispone el organismo para restablecer dicho equilibrio.
"El microbio no es nada. El terreno lo es todo". - L. Pasteur
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