Esta información es una recopilación de varias publicaciones del blog de David Topi. Donde se explican que son las entidades negativas, la forma que tienen de acoplarse al sistema energético de la persona y cómo a través de este conocimiento podemos empezar a liberarnos de las mismas.
Posesiones y acoples de entidades
“negativas” y de otras partes de nosotros mismos.
En algunos
círculos y ámbitos “espirituales”, el miedo a ser “poseído” está sobre
generalizado. Pero no suele haber nada que temer cuando tienes el conocimiento
y comprendes realmente cual es la razón y el mecanismo de esta hipotética
“posesión”.
Hay
básicamente dos tipos de fenómeno que entran dentro de esta categoría. El
primero es menos común, sucede ocasionalmente y puede ser solucionado fácilmente.
El segundo tipo es extremadamente común, y también se soluciona fácilmente una
vez tienes el conocimiento para ello.
Acople de entidad negativa.
La primera
forma de “posesión” es la que todos nos estamos imaginando. Una entidad o forma
de conciencia trata de usar el vehículo físico de otra. En términos que todos
entendemos, una entidad que llamamos “negativa” trata de usar o “entrar” en un
cuerpo físico que está siendo usado por un alma encarnando en él. La razón para este tipo de “acople” o posesión
es simplemente el deseo de poder usar el cuerpo físico como fuente de nutrición
energética por parte de la entidad “negativa” y la oportunidad que de repente
se genera para ello cuando la persona física no está lo suficientemente fuerte
para impedirlo.
Este tipo
de posesión es frecuente, hay entidades que se atreven a forzar a una entidad
ya encarnada en una “lucha” por el vehículo físico que ocupa, aunque hay otras
formas más sencillas de nutrirse energéticamente de uno (por ejemplo, un
anclaje al aura, implantes etéricos, etc.). Además, la disociación del alma o
conciencia de la persona que es necesaria para que este desplazamiento suceda
(para que el alma ocupante sea “desplazada” parcial o temporalmente) tiene que
ser bastante elevada, de lo contrario, no suele ser posible. Nunca estamos
completamente indefensos, aunque pueden darse casos en los cuales esto suceda
si estamos tremendamente bajos a nivel energético, bajo el efecto del alcohol,
drogas, o cualquier otra situación en la que perdamos cierto control sobre
nosotros mismos por efectos externos. Cuando nuestra alma se disocia del cuerpo
físico y no ejerce el control necesario sobre el mismo, entonces la protección
es más débil y la oportunidad de este tipo de posesión aumenta, si es que alguna
entidad “negativa” descubre la viabilidad de la misma y desea probar suerte.
Si esto
llega a suceder, basta con que la persona sea consciente de lo sucedido para
ponerle remedio. Básicamente se trata de que el alma original, y “desplazada”
(que no expulsada) por esa entidad haga valer su derecho a recuperar el
vehículo físico que le pertenece. Dependiendo de las creencias de cada uno,
esto pasa por ir a una simple terapia energética donde le haces consciente a la
persona del problema, de forma que automáticamente recupera el control (con
conocimiento de causa) o participar de cualquier técnica de esas que veis en
las películas que a pesar de estar exagerados, tienen la misma función, que el
alma original “reclame” el cuerpo y su sistema energético a través del
potencial del Yo Superior para ello. La entidad negativa no tiene más remedio
que cumplir con esta prerrogativa y debe abandonar ese vehículo físico ocupado
pues de lo contrario es succionada, literalmente, y expulsada por los
protocolos de limpieza energética puestos en marcha por el Yo Superior para
ello a petición de la personalidad.
Intercambio entre partes de uno mismo,
auto-“influencia” negativa.
El segundo
tipo de “influencia negativa” está relacionado con las múltiples facetas de
nuestro ser, nuestra conciencia, las diferentes existencias que llevamos en
vidas paralelas, simultáneas, en otros planos, etc. Se trata simplemente de una
parte del ser que somos, conectada, intercambiada, acoplada, a otra. Y aquí
entran en juego una gama terrible de situaciones posibles.
La más
común es, por ejemplo, cuando por la noche en una salida del cuerpo, mientras
dormimos, visitamos o entramos en contacto con una vida simultánea o paralela
nuestra, y cuando al despertar, esa conexión que hemos realizado entre
dimensiones o planos frecuenciales sigue activa, no se ha cortado o cerrado. Y
nos encontramos que cosas que energéticamente pasan o suceden en esa otra parte
de nosotros, nos afectan y nos influencian como si las estuviéramos viviendo
físicamente, aunque a veces sean cosas muy sutiles que no notamos.
Otras
veces sucede que por tema de aprendizaje y lecciones, nuestro Yo Superior
conecta dos o más encarnaciones, o partes de si mismo, y se produce un traspaso
de lecciones, karma, aprendizajes, experiencias, etc. Todo a nivel energético.
Y nos encontramos con efectos, lecciones, situaciones o experiencias que
provienen originariamente de otras vidas simultáneas pero que ahora debemos
lidiar con ellas. Puesto que todo está diseñado para que sirva de aprendizaje,
este tipo de intercambio entre diferentes aspectos de nuestro ser tiene como
objetivo que adquiramos experiencias que no estamos adquiriendo o que nos son
necesarias en ese momento. Nosotros, sin darnos cuenta, también influenciamos a
otras partes de nuestro ser, a otras vidas, porque esto es un proceso de doble
sentido, así que algo que podamos estar haciendo, o viviendo, puede que sea
necesario que también se traspase hacia otras existencias, así que no solo
recibimos cosas de nuestras vidas simultáneas sino que también las
influenciamos y las bloqueamos o sanamos.
Así que en
definitiva, lo que a la mayoría de nosotros nos pasa constantemente está
relacionado con el segundo concepto de “influencia negativa” y en algunos
casos, pocos, el primero. Pero el conocimiento protege, y sabiendo lo que
sucede, todo tiene rápida solución.
Enganches de entidades negativas.
En casi
todos los casos de entidades enganchadas o ancladas a nosotros, nos encontramos
con una enorme variedad de casos y situaciones, entre otras, aquellas en las
que entidades del astral de todo tipo, o incluso almas de personas que no han
transicionado, encuentran la forma de “resonar” exactamente con nuestro sistema
energético permitiéndose así poder “anclarse” al mismo.
También
sucede que muchas personas fallecidas se anclan a alguien por alguna razón,
como que, por ejemplo, estuvieran emocionalmente atadas a esa persona (tanto
por amor como por odio), y sucede que incluso el “hospedador” también se
resiste consciente o inconscientemente a “dejarla marchar”, en estos casos, al
no poder expulsar a esa alma “a la fuerza”, hay que hacer algo así como de
“terapeuta astral”, indicando mental o psíquicamente, a la entidad, que debe
abandonar ese anclaje y partir a los planos a los que debería transicionar. En
muchos casos, hay que ser más listo que la entidad para poder darles razones
mejores que la de seguir atado a una persona para que se deshaga el enganche
energético, debido a un cambio de frecuencia en alguna de las partes, ya que
cuando esto sucede, el anclaje no puede sostenerse por más tiempo.
Idéntica frecuencia de resonancia.
La mayoría
de enganches de entidades, del tipo que sea, se producen simplemente porque la
frecuencia de resonancia del sistema energético de la persona resuena o
proporciona una frecuencia que concuerda o es compatible con la frecuencia de
la entidad, encontrando mayor facilidad para pegarse, que con otra persona que
posea un tipo de frecuencia vibratoria completamente distinta. No es posible
que nada ni nadie se te enganche si tu frecuencia de resonancia está por encima
de la de la entidad o forma negativa en cuestión.
Con este
tipo de anclajes, el problema es determinar como nos está afectando y como se
aprovechan o no de nosotros, de forma que la persona debe trabajar para
eliminar el elemento que está causando a la entidad mantenerse anclada. En los
casos más simples, una entidad que desee nutrirse de la energía de la rabia en
su “presa”, generará e inducirá a esta a sentir y provocar todo tipo de
conflictos que generen esta emoción, o amplificará ad infinitum todo tipo de
emociones negativas que encuentre en la persona por muy nimias que estas sean.
En el caso por ejemplo de una entidad que desee “vengarse” o “atacar” a una
persona, por la razón que sea, puede por ejemplo inducir a la persona a beber,
por decir algo, para conseguir destruirle las facultades, las opciones, el
entendimiento, etc. La persona, en este caso, puede cambiar su frecuencia de
resonancia NO haciendo absolutamente nada de aquello que parece inducirle a
problemas o destrucción de su vida. En todos los casos, la entidad intentará
convencernos de que lo hace por nuestro bien, o que es algo que nos beneficia,
cuando en realidad es un control, manipulación y decepción con el propósito de
mantener el enganche bien sujeto.
Cambiando la frecuencia de resonancia.
Con las
diferentes técnicas de las que disponemos y trabajamos, podemos en muchos casos
expulsar a todo tipo de entidades, desde las más básicas, que no son sino
formas compactas y semi-inteligentes (pero no mucho) de energía negativa, hasta
realmente cosas “peligrosas”, pero si sigue habiendo una energía o frecuencia
de resonancia en un individuo que lo hace atractivo o presa fácil para una
entidad, por mucho que expulses, puedes encontrarte a otra entidad anclada de
nuevo dos semanas más tarde.
La
solución pasa por cambiar tu nivel frecuencial, eso significa aprender mucho
sobre los mecanismos de anclaje y “nutrición” de este tipo de seres, limpieza
mental, emocional, física y energética, conocimiento de causa (saber que es lo
que puede estar sucediendo), y otras formas de mantenerte en “buen estado” a
todos los niveles, ya que la única razón por la cual una entidad, sea la que
sea, puede anclarse a nosotros, es porque resuena a una frecuencia parecida.
Eleva la tuya, y no será posible que te conviertas en hospedador de nuevo de
ningún bicho de este estilo, ya que simplemente, por pura “física”, no pueden,
al no resonar contigo.
Dando permiso a entidades negativas.
Una de las
razones más comunes para algunos de los problemas que tenemos, y sobre todo,
para cierto tipo de emociones y sentimientos que surgen en nosotros y que no
nos hacen sentir precisamente bien, son anclajes en nuestra aura de lo que
llamamos entidades negativas.
Puesto que
vivimos en un universo percibido como dual y de libre albedrío, no pueden
existir entidades positivas si no existen entidades negativas. Ambos extremos
son reflejos de las polaridades que gobiernan este juego en el que estamos
metidos. No se puede “eliminar completamente” a la oscuridad, porque entonces
“la luz desaparecería y dejaría de existir. No es que sea del todo correcto
está forma de verlo, pero es una manera de expresar los conceptos de doble
polaridad que nos rigen actualmente. La solución pasa por poner ambas
polaridades en balance constante, algo que desafortunadamente en estos momentos
está lejos de ser una realidad en nuestro planeta.
Como ya he
comentado en otras entradas, las entidades negativas son simplemente seres, o
fuerzas, que dependen de la energía de otras personas o entidades para
“alimentarse” y “sobrevivir”. Cuando
poseen la fuerza suficiente para desplazar al alma original del cuerpo, sucede
lo que llamamos una posesión, cuando no la tienen, simplemente están
enganchadas a nuestros cuerpos sutiles. Pero para que esto ocurra, en muchos
casos, hemos de darles o usan algún tipo de permiso presente en nosotros para
ello.
No somos víctimas inocentes.
En las
primeras lecturas de Sanación Akashica realizadas en mis inicios simplemente
descubría esta entidad negativa, averiguaba cómo estaba afectando a la persona
y la “desconectaba” de ella sanando el campo energético y reparando aquellos
daños que esta entidad hubiera podido causar. Sin embargo, con el tiempo, al
investigar más la causa por la cual estas entidades se anclaban a una persona y
no a otra, comprendí que era porque les habíamos dado permiso. Inconsciente, es
cierto, pero permiso al fin y al cabo.
Para que
un ente “negativo” se ancle a nosotros y luego sea más difícil expulsarlo hemos
de darle permiso. ¿Cómo lo consiguen? Normalmente engañándonos (a nuestra alma
muchas veces, no siempre es un permiso dado desde la personalidad consciente).
Pueden hacerse pasar por entes positivos, por nuestro Yo Superior, por guías,
por lo que sea, y nos pueden prometer el oro y el moro. Normalmente hay unas
cuantas razones por las cuales aceptamos este anclaje, y las más comunes nos
dicen mucho de las necesidades humanas más profundas: amor eterno, cariño,
compañía y salvación “eterna”.
La mente
consciente probablemente no se da cuenta de “esta negociación”, pero el alma
que somos puede aceptar este enganche sin conocer sus consecuencias porque ha
sido “engañada”, evidentemente, para obtener algo que jamás una entidad
negativa podrá darle. Otras razones menos comunes y que se encuentran en
encarnaciones “algo menos avanzadas” son permitir el anclaje a cambio de poder,
o incluso beneficios materiales. No es tan común, pero ocurre.
Porqué nos dejamos engañar.
Cuando
estamos en una encarnación, dentro del cuerpo humano, en este magnífico traje
que usamos para expresarnos en el mundo, tenemos las limitaciones que nos
impone nuestra configuración mental y energética para esta vida, y tenemos
bloqueadas las memorias de quienes somos en realidad a niveles de planos
superiores.
El alma
puede sentirse tanto vulnerable como asustada como perdida cuando inicia una
nueva encarnación, o cuando se enfrenta al desafío de guiar a la mente y al
cuerpo humano en el que reside en su camino evolutivo a través de las
experiencias físicas de la realidad en la que existe. Por eso en muchas
ocasiones, nos es fácil aceptar estas promesas de ayuda espiritual que
entidades falsamente disfrazadas de lo que sea nos ofrecen. Nosotros, a cambio,
les permitimos que estén cerca nuestro disfrutando de nuestra energía. Cuando
el trato se ha hecho, ya es demasiado tarde, y la entidad negativa se descubre
realmente y entonces es cuando empiezan los problemas.
Mi
intención es explicar que nunca somos víctimas inocentes de lo que nos pasa,
aunque muchas veces no nos demos cuenta y esté lejos de nuestra realidad
consciente este tipo de “acuerdos” que hacemos a otros niveles. Pero al fin y
al cabo, seguimos siendo nosotros mismos los que permitimos que estos anclajes
tengan lugar. Tenemos todo el poder y el control de nuestras vidas en todos los
planos de existencia de la misma y a todos los niveles de realidad en los que
operamos. No hay que echarse la culpa tampoco, pero al menos ser consciente de
ello. Si realmente hemos aceptado a un ser que nos ofrecía amor eterno, ¿qué es
lo que realmente nos estamos diciendo a nosotros mismos que nos falta?
Canalizando entidades negativas.
Desde que
el fenómeno de la canalización se ha extendido tanto, muchas de las personas
que se prestan a servir de canal piensan que pueden reconocer a las entidades
que hablan a través de ellos simplemente por su vibración o la sensación que
les produce, sin necesitar ninguna otra identificación, para estar seguros que
están canalizando a quien realmente creen que están canalizando.
Sin
embargo esto no siempre es suficiente. Entidades negativas de nivel evolutivo
parecido al de la entidad positiva a la cual se pretende canalizar presentarán
una frecuencia y vibración energética muy similar a esta, con el condicionante
añadido de que serán capaces de imitar a la entidad positiva como parte del
proceso de “engaño” (sea malintencionado o sea simplemente por “diversión”).
Este engaño no es más que parte del procedimiento rudimentario de todas
aquellas entidades cuyo camino evolutivo es aquel de servicio a uno mismo
(=negativo).
La entrada de la entidad en el canal.
Cuando la
persona que canaliza siente que la entidad desea conectar, lo mejor es desafiar
mentalmente a esta entidad, de la forma que se considere apropiada (cada cual
tiene sus creencias y su forma de tratar a las posibles entidades con las
cuales conecta). El canalizador simplemente pide a la entidad o entidades si
vienen en el nombre de cualquier principio universal que la persona considere
“sagrado” para si misma (puede ser en nombre de tu Yo Superior, del universo,
del bien mayor de la humanidad, de la luz, de la polaridad positiva, de un
“dios” de cualquier religión, de ángeles o arcángeles, etc., etc.). Lo
importante es que haya una intención de bloquear el intento de canalización si
no se comprueba que la entidad es quien dice ser).
Esto
básicamente es como poner una barrera energética a través de la cual, una
entidad negativa haciéndose pasar por lo que no es, tendrá la misma dificultad
en atravesar que nosotros andando contra una pared de hormigón.
Aprovechando cualquier oportunidad.
Entidades
negativas que perciben a canalizadores demasiado dispuestos a dejarse
influenciar por “mensajes del más allá” (por el simple hecho de decir que son ellos
quien canalizan a tal o cual, por fama, por curiosidad, por ego, etc.) estarán
más que esperando cualquier omisión de estas “defensas” e imitando los modales
y firma energética de entidades positivas para ser aceptadas por el canal.
A partir
de aquí, vienen los mensajes grandilocuentes, con referencias, fechas e
información normalmente falsa, con profecías catastróficas, con halagos, con
mensajes crípticos, con datos que parecen ciertos (no olvidemos que estas
entidades normalmente están más evolucionadas que nosotros, y que simplemente
han escogido la polaridad negativa como camino evolutivo), de forma que a más
impacto cause en el canal y con el mensaje, más daño hacen y más beneficio
personal recogen estas entidades para su propio desarrollo.
Simplemente
no hay que invitar a ninguna entidad por las buenas, hay que aprender a
trabajar energéticamente y a desafiarlas. Aquellas de polaridad positiva que
vengan a ayudar tendrán esto bien presente, y se prestarán a cualquier
comprobación que hagamos, las que no, o bien abandonarán el contacto enseguida
o bien tratarán de eludir este desafío. Hay muchas cosas que podemos aprender
de aquellos que ya han pasado por donde nosotros estamos pasando, solo hay que
saber elegir bien a quien escogemos como maestro.
Anclaje de entidades negativas.
En muchas
sesiones de limpieza y sanación, encontramos leyendo el sistema energético de
una persona que tiene una o varias entidades que llamamos “negativas”, ancladas
al aura. ¿Porqué se nos anclan estas entidades? ¿Qué son? ¿Cómo nos afectan?.
La cosa no
tiene mucho misterio, y para decirlo simplemente: nuestro sistema energético no
es otra cosa que “comida” para estas entidades.
Yo Superiores “negativos” y entidades
del etérico, astral y plano mental del
planeta.
Tanto
aquellos entes que evolucionan por lo que nosotros llamaríamos la polaridad
negativa y que subsisten a base de emociones y formas mentales de estas
características deben “conectarse” a algo o alguien si desean “mantenerse
vivas” (por decirlo de alguna forma). Este “alimento” lo encuentran
principalmente en el campo energético que todos emitimos, y que proporciona el
sustento perfecto para que una o varias de estas entidades traten de
aprovecharse del mismo. Lo que hacen es, una vez enganchadas, generar artificialmente
un cierto tipo de emociones negativas en la persona que genere esta energía de
la cual se nutrirán.
Ninguna
entidad, del tipo que sea, puede anclarse a nosotros si no le damos permiso,
por lo que siendo conscientes de ello, podemos evitar en todo momento que se
nos enchufen al aura, pero evidentemente esto no es común, y nos encontramos
que tenemos una, dos o cinco entidades sin saber como ni porqué les hemos
permitido que se anclarán a nosotros, ya que, a veces, esos permisos vienen
dados de otras encarnaciones, usan permisos genéricos presentes en el
inconsciente colectivo de la humanidad, nos han engañado para que les demos ese
permiso inconscientemente, etc.
Permiso durante el sueño.
Hay muchas
formas en las que estas entidades tratan de engatusarnos para que les
permitamos el enganche, entre ellas, disfrazarse de lo que no son: guías,
maestros espirituales, ángeles, seres “de luz”, etc., etc. Pueden entrar en
contacto con nosotros especialmente durante el sueño, cuando nuestra alma vaga
libre y va “socializando” con otras entidades y seres que nos vamos encontrando
por esos planos. El simple hecho de entablar una conversación con algún ente
que parece “interesante” y que nos ofrece cualquier cosa a cambio de que luego
le permitamos “coger” un poquito de la energía del cuerpo físico, suele ser lo
más normal. Es por ello que no comprendemos como se nos ha podido enganchar una
entidad negativa, y es que la mayoría de las veces, ocurre mientras dormimos.
Algo a cambio.
Sin
embargo este anclaje no se hace gratis. Normalmente siempre nos ofrecen algo a
cambio. Es muy curioso porque cuando preguntamos que nos ha ofrecido la entidad
o que le hemos pedido para dejar que se enganche, salen cosas tan profundas
como amor eterno, cariño, seguridad física, etc. Es decir, pedimos cosas que
parece que a todos nos faltan en el plano físico, o por lo menos, que no se
corresponden como creíamos conocerlas antes de estar encarnados. Al menos, en
una lectura, eso nos da una indicación de alguno de los deseos más profundos
del alma, que no tiene porque cuadrar para nada con lo que la mente lógica y
racional desea cuando estamos despiertos. Puesto que en los planos no físicos
no es posible camuflar lo que uno siente, ya que nuestro cuerpo emocional está
completamente a la vista de todos, estas entidades saben muy bien lo que
anhelamos profundamente y juegan con ello.
Evitando los enganches.
Hay sitios
en los que es más fácil que una entidad nos eche el ojo para luego intentar
engancharse que en otros, no hay mejor lugar para encontrar “comida” que las
convenciones y congresos, discotecas, conciertos, campos de fútbol y otros
lugares donde hay concentración masiva de personas, etc. Aquellos que son
conscientes de ello ya limpian estos lugares antes de este tipo de eventos,
pero imagino que no todo el mundo se da cuenta de ello y muchos de nosotros nos
vamos a casa con una entidad acechando que tratará luego de que le demos
permiso para anclarse a nosotros.
Expulsando a pequeñas entidades
negativas eliminando la fuente de alimento energético.
En muchas
ocasiones, cuando hacemos sanaciones energéticas, aparecen pequeñas entidades
enganchadas al sistema energético de una persona que se están nutriendo de la
energía del campo áurico de la persona como medio de subsistencia.
Este tipo
de pequeños “bichitos”, en la mayoría de los casos, no tienen un poder
excesivo, de hecho, es difícil catalogar si se consideran entidades de un nivel
evolutivo que ni siquiera serian entidades conscientes por ellas mismas, sino
más bien formas energéticas que simplemente van a donde encuentran una energía
compatible, como moscas a la miel.
Resistencia a ser expulsadas.
Básicamente
lo que iba a comentar es que a veces “cuesta” echarlas, al menos usando las
herramientas con las que yo trabajo, y en estos casos lo que estoy haciendo es
eliminar por completo la “fuente de alimento” de la cual se nutre. Es decir, si
este pequeño parasito astral (o de dónde venga), se está alimentando de formas
de pensamiento negativas (lo más común), la táctica que mejor resultado me está
dando es eliminar la forma de pensamiento negativa, la que sea, que no es más
que una “bola” o como digo yo, un pegote de plastilina en cualquiera de los
chakras o cuerpos sutiles. Al transmutar o eliminar la fuente de alimento
principal, (o todas las que haya), deja de producirse una compatibilidad
energética entre la mini-entidad y el sistema energético de la persona, con lo
cual es luego muy sencillo desanclarla o expulsarla.
Simplemente una pequeña técnica para aquellos que trabajan con estas cosas, si se resiste algún bicho de estos, averigua de que se nutre, elimina la energía que le proporciona enganche y sustento, y luego podréis quitártela de encima fácilmente.
Fuente: David Topi.