miércoles, 13 de mayo de 2020

La realidad que no vemos

El mundo material está creado y sostenido por ladrillos que llamamos pensamientos. Los pensamientos son la materia prima de la realidad que nuestros sentidos perciben y decodifican, que luego definimos o asignamos etiquetas como una silla, un auto, o una casa. 


Todo consiste en información y energía que podemos llamar realidad  cuántica. A esta realidad no podemos percibirla con nuestros sentidos. No podemos tocarla ya que carece de solidez. Todo lo que existe en el universo visible es una manifestación de la energía y la información que existe en este nivel cuántico. 


Así como los objetos están compuestos de esta información y energía, nosotros también pertenecemos a éste mismo nivel cuántico. 


Cuando tocamos un objeto, lo sentimos sólido, como si hubiera un límite definido entre éste y nosotros. Los físicos dirían que percibimos solidez de ese límite porque todo está hecho de átomos, que la solides es la sensación que obtenemos cuando los átomos chocan contra otros átomos. 


Un átomo consta de un pequeño núcleo y una gran nube de electrones que lo rodean. Cuando tocamos un objeto y percibimos solidez al contacto de la nube de electrones, y realizamos nuestra interpretación de solidez dada a la sensibilidad de nuestros sentidos. Es decir, tus campos de energía y nubes de electrones, chocan, algunas porciones pequeñas se funden y luego te separas. Has cedido un poco de tu campo de energía al objeto y a cambio obtienes un poco de la suya. 


Así pues, sólo en la conciencia terrenal, nuestros limitados sentidos crean un mundo sólido a partir de la información y energías puras. Si poseeríamos ojos cuánticos veríamos que todo lo que consideramos sólido en el mundo físico, entra y sale de un vacío cuántico a la velocidad de la luz, el Universo es un fenómeno de encendido y apagado. La continuidad y solidez del mundo existe solo en la imaginación alimentada por sentidos que no pueden discernir las ondas de información y energía que conforman el nivel cuántico de la existencia. Si pudiéramos afinar nuestros sentidos, veríamos los huecos de nuestra existencia. Estamos aquí, luego no estamos, y luego volvemos otra vez. Solo nuestra memoria mantiene la sensación de continuidad. “Cuando la Consciencia se mueve, todo se mueve”.

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