Todos y cada uno de nosotros siente de vez en cuando que, dependiendo con quién estemos hablando o interactuando, acabamos con una sensación u otra en nuestro cuerpo y estado de ánimo. Hay aquellas reuniones con amigos o colegas que nos dejan realmente animados, contentos y como si hubiéramos tenido un subidón, mientras que, en otras ocasiones, encontrarte o hablar con alguien te deja fatal, cansado o desmotivado, y no sabes ni siquiera porqué o cómo ha podido cambiar tu ánimo tan drásticamente.
La explicación se encuentra en la forma que tenemos los humanos de interactuar entre nosotros. Es el proceso de intercambio energético que sucede cada vez que dos (o más personas) se encuentran. Hayas oído hablar del aura humana, creas en ella, la hayas visto o no, el hecho es que todos y cada uno de nosotros poseemos un campo electromagnético que rodea nuestro cuerpo y qué, resumidamente, es responsable de cómo nuestro cuerpo físico se siente y se encuentra.
La vibración electromagnética que nos rodea varia e interactúa con todos los que tenemos alrededor. Así como podemos conscientemente enviar parte de la energía que nos rodea a otras personas (simplemente pensándolo), también podemos absorber la energía de otros. Todo este proceso se hace normalmente de forma inconsciente dependiendo de con quien estamos, nuestros sentimientos hacia él o ella, nuestra forma de ser, etc. Si queréis ver un ejemplo gráfico, os recomiendo la película “Las nueve revelaciones” basada en el libro de James Redfield del mismo título.
En una de las escenas, se ve como el protagonista aborda a una chica, y como su campo energético se enfoca fuertemente en ella. La otra persona se siente incómoda y, de alguna manera, eso se refleja en su campo energético comprimiéndose hacia dentro. Un poco nos viene a clarificar los dos tipos de persona que podemos encontrarnos cuando nos ponemos a hablar o interactuar con alguien.
Dadores de Energía.
Aquellas personas que por su forma de ser, carácter, personalidad, proporcionan más energía a los demás de la que toman son los dadores de energía, por ponerles un nombre con el que nos entendamos todos.
Juntarte con un “dador” normalmente tiene el efecto de revitalizarte, animarte, sentirte cómodo, alegre, motivado y contento. Son personas llenas de vitalidad, optimismo y que rebosan alegría y fortaleza. En ciertos extremos son aquellos incluso que se convierten en sanadores, o cuyos campos electromagnéticos pueden afectar el estado de ánimo de mucha gente a cientos de metros de distancia.
Un ejemplo podéis encontrarlo en Amma, una mujer india que va por el mundo regalando abrazos a la gente a los que les insufla un chute de energía y bienestar que no es posible explicar de forma racional (es cierto que todo el show que se monta alrededor de ella ayuda a esta predisposición también). En el día a día, aquellas personas que te encuentras y que tras unos minutos de estar con ellos te están haciendo sentir bien (aunque no te des cuenta) son dadores o donantes netos de energía.
Tomadores de energía.
Aquellas personas que absorben más energía de la que dan, ya que la necesitan como parte de su soporte vital, y no saben cómo obtenerla si no es a través de otras personas, son ladrones de energía. Juntarte con personas así suele hacerte sentir más cansado por ejemplo tras una larga conversación, quizás más triste y apagado de como estabas antes de encontrarte con ella, con cierta sensación de incomodidad o incluso un pequeño vacío. El proceso de “robo energético” es muchas veces inconsciente, pero su actitud, carácter o forma de interactuar contigo está diseñada para nutrirse de lo que pueda conseguir de nuestro campo electromagnético.
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