lunes, 28 de junio de 2021

Dar y absorber energía

 

Todos y cada uno de nosotros siente de vez en cuando que, dependiendo con quién estemos hablando o interactuando, acabamos con una sensación u otra en nuestro cuerpo y estado de ánimo. Hay aquellas reuniones con amigos o colegas que nos dejan realmente animados, contentos y como si hubiéramos  tenido un subidón, mientras que, en otras ocasiones, encontrarte o hablar con alguien te deja fatal,  cansado o desmotivado, y no sabes ni siquiera porqué o cómo ha podido cambiar tu ánimo tan  drásticamente.

La explicación se encuentra en la forma que tenemos los humanos de interactuar entre nosotros. Es el proceso de intercambio energético que sucede cada vez que dos (o más personas) se encuentran. Hayas  oído hablar del aura humana, creas en ella, la hayas visto o no, el hecho es que todos y cada uno de nosotros poseemos un campo electromagnético que rodea nuestro cuerpo y qué, resumidamente, es responsable de cómo nuestro cuerpo físico se siente y se encuentra.

La vibración electromagnética que nos rodea varia e interactúa con todos los que tenemos alrededor.  Así como podemos conscientemente enviar parte de la energía que nos rodea a otras personas  (simplemente pensándolo), también podemos absorber la energía de otros. Todo este proceso se hace  normalmente de forma inconsciente dependiendo de con quien estamos, nuestros sentimientos hacia él  o ella, nuestra forma de ser, etc. Si queréis ver un ejemplo gráfico, os recomiendo la película “Las  nueve revelaciones” basada en el libro de James Redfield del mismo título.

En una de las escenas, se ve como el protagonista aborda a una chica, y como su campo energético se  enfoca fuertemente en ella. La otra persona se siente incómoda y, de alguna manera, eso se refleja en su campo energético comprimiéndose hacia dentro. Un poco nos viene a clarificar los dos tipos de persona  que podemos encontrarnos cuando nos ponemos a hablar o interactuar con alguien.


Dadores de Energía.

Aquellas personas que por su forma de ser, carácter, personalidad, proporcionan más energía a los  demás de la que toman son los dadores de energía, por ponerles un nombre con el que nos entendamos  todos.

Juntarte con un “dador” normalmente tiene el efecto de revitalizarte, animarte, sentirte cómodo, alegre, motivado y contento. Son personas llenas de vitalidad, optimismo y que rebosan alegría y fortaleza. En ciertos extremos son aquellos incluso que se convierten en sanadores, o cuyos campos  electromagnéticos pueden afectar el estado de ánimo de mucha gente a cientos de metros de distancia. 

Un ejemplo podéis encontrarlo en Amma, una mujer india que va por el mundo regalando abrazos a la  gente a los que les insufla un chute de energía y bienestar que no es posible explicar de forma racional  (es cierto que todo el show que se monta alrededor de ella ayuda a esta predisposición también). En el  día a día, aquellas personas que te encuentras y que tras unos minutos de estar con ellos te están  haciendo sentir bien (aunque no te des cuenta) son dadores o donantes netos de energía.


Tomadores de energía.

Aquellas personas que absorben más energía de la que dan, ya que la necesitan como parte de su  soporte vital, y no saben cómo obtenerla si no es a través de otras personas, son ladrones de energía.  Juntarte con personas así suele hacerte sentir más cansado por ejemplo tras una larga conversación,  quizás más triste y apagado de como estabas antes de encontrarte con ella, con cierta sensación de  incomodidad o incluso un pequeño vacío. El proceso de “robo energético” es muchas veces  inconsciente, pero su actitud, carácter o forma de interactuar contigo está diseñada para nutrirse de lo  que pueda conseguir de nuestro campo electromagnético.

Vampiros.
La clase extrema de tomadores de energía son los “vampiros”, como se conocen en la sabiduría popular. Son personas que realmente te dejan exhausta cada vez que hablas o te encuentras con ellas. Están  siempre provocando situaciones en las cuales ellos salen ganando, y tú te quedas aturdido, confuso,  decaído y agotado. Viven de la energía que absorben de los demás como parte de su día a día para reforzar su ser interior. Este tipo de personas suele tener su propia autoestima y seguridad por los  suelos, y solo atacando a otros, directa o indirectamente, son capaces de salir adelante en su día a día. 
Puedes tener vampiros probablemente por todos lados: tu jefe que no deja de ponerte contra las cuerdas  y en evidencia delante de otros, tu compañero/a que siempre exige constante atención en cualquier  situación, tus amigos que siempre necesitan que les estés animando y cuidando de ellos, etc. Tener un  vampiro en tu entorno cercano es realmente agotador, y en muchos casos no somos capaces de entender  por qué cada día terminamos agotados nuestra jornada y deseando irnos directamente a la  cama a dormir.

Rompiendo el círculo vicioso.
Para salir del hábito de ser el plato principal de aquellos que buscan robar la energía de otros debes en primer lugar, ser consciente de la situación. No existe intercambio energético si eres consciente de lo  que está sucediendo. Al igual que se puede enviar buenas vibraciones conscientemente, también se  pueden evitar si no se quiere entrar en el juego de aquel que intenta crear situaciones en las cuales  pueda, de alguna manera, absorber tus fuerzas. Todo esto que el vampiro realiza la mayoría de las veces  a nivel inconsciente, puede volverse a tu favor si cuando te encuentres en esta situación, te  propones mentalmente pararla. Hay personas que se imaginan un círculo de luz a su alrededor, una  protección mental, un escudo que evita que otros penetren con su campo energético en el tuyo, etc.  

Personalmente he comprobado que basta con ser consciente de la situación y no dirigir tu energía  (pensamientos, palabras, comportamiento, respuestas) hacia la persona en la forma en que puedas  quedarte/sentirte roto, triste, vacío y apagado.

Cargarte de energía
El universo es la fuente universal de energía para todos. Es ilimitada, infinita, potente, nunca se acaba. Al igual que nos nutrimos de fuerzas cuando comemos, y descansamos y nos recuperamos cuando  dormimos, podemos también recargarnos cual pila enchufada a un cargador eléctrico simplemente por  el deseo consciente de aceptar la energía “universal” en nosotros. Si prácticas alguna técnica de  meditación, relajación, yoga, etc., entenderás bien este concepto. La luz del sol, un paseo por el bosque,  la conexión directa con la naturaleza, son también formas de recargarnos directamente cuando  no estamos durmiendo. El solo hecho de imaginarnos un chorro de luz directo que nos recarga es parte  del proceso de recuperación.

Siempre a tope.
La solución para sentirte siempre a tope, vital y energético pasa por las dos fases, no dejarte quitar parte  de tu campo energético que no deseas dar y saber recargarte completamente cada día. Encuentra  aquellas actividades que te revitalizan y evita en la medida de lo posible entrar en el juego de los  vampiros, pon distancia de por medio incluso si hace falta. El resultado es que te encontrarás cada  mañana pletórico y con muchos más recursos y ánimos para acometer cualquier actividad que desees.

Whatsapp Button works on Mobile Device only